1. Introducción
Toda guerra necesita cartografía. Cuanto más fiables y fidedignos sean los mapas y planos disponibles, mejor planificación estratégica y táctica podrá hacerse de las acciones bélicas y, por tanto, mayores perspectivas de éxito tendrá todo ejército.
El trabajo presentado aborda el estudio e identificación de los documentos cartográficos manuscritos utilizados por los organismos militares con la finalidad de obtener información de los elementos más relevantes para la defensa del territorio propio o el ataque al enemigo: plazas fuertes, elementos fortificados, nudos de comunicaciones, el territorio por donde deben transitar los ejércitos, etc.
Además de mostrar este paradigma general, se presenta una tipología de planos cartográficos militares manuscritos, con una caracterización de sus rasgos más relevantes, así como la finalidad perseguida con cada uno de ellos.
Se estudia también la evolución de esta tipología documental en un marco temporal muy determinado. Desde el Renacimiento, cuando el redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo revolucionó el conocimiento geográfico y la forma de componer mapas y planos, hasta entonces más simbólicos que representativos, hasta la Guerra de la Independencia Española, enmarcada dentro del contexto más general de las guerras napoleónicas que se suceden en Europa tras la Revolución Francesa y en las dos primeras décadas del siglo XIX. Estos serán prácticamente los últimos conflictos bélicos en los que se empleará cartografía manuscrita, pues con posterioridad será mucho más habitual la impresión de los mapas y planos militares, para que pudieran así tener una mayor difusión entre las unidades militares implicadas en la defensa de un territorio.
Y es en ese marco temporal donde se identifican tres etapas principales en el tipo documental analizado, caracterizadas por la forma de elaboración de los planos. Así, en una primera fase, siglos XVI y XVII, se trata de una elaboración casi artesanal, basada en la observación personal del territorio a representar por parte del cartógrafo, a menudo ingeniero militar. En una segunda etapa, denominada cartografía de corte o de gabinete, encuadrada en el siglo XVIII, los geógrafos elaboran sus mapas a partir de fuentes secundarias, por lo que los errores y desviaciones de la realidad son frecuentes. La tercera etapa, la cartografía científica, coincide temporalmente en sus inicios con la anterior, pero se diferencia por el empleo de observaciones astronómicas y mediciones geodésicas rigurosas para la obtención de mapas y planos fidedignos, utilizables tanto por el alto mando como por los ejércitos que se desplazan por el territorio.
Para finalizar, se estudia en el presente trabajo el comportamiento de los tres grandes ejércitos implicados en la Guerra de la Independencia Española para la obtención de mapas y planos fiables del territorio de la Península Ibérica. Se muestra cómo los tres grandes contendientes –el ejército imperial napoleónico, el ejército aliado luso-británico y el ejército español– utilizaron tácticas similares para la formación de planos para el alto mando, creando estructuras específicas encargadas de la confección de esos documentos cartográficos tan valiosos para la planificación estratégica de las campañas.
Por tanto, es posible resumir la intención del trabajo presentado en los siguientes objetivos:
- Identificar el tipo documental cartográfico y su importancia para el estamento militar.
- Conocer las peculiaridades que presenta la cartografía militar respecto de otros tipos cartográficos.
- Presentar una tipología de los documentos cartográficos militares manuscritos.
- Establecer una cronología de la evolución de este tipo documental entre el Renacimiento y el siglo XIX.
- Mostrar las estrategias de los diferentes ejércitos para la obtención de documentos cartográficos en el caso de un conflicto bélico determinado: la Guerra de la Independencia Española.
Para una mejor comprensión, se han castellanizado todos los nombres de instituciones nombradas en este estudio.