El fracaso del asedio

Según Silva Barreto entraron en la ciudad tres mil hombres de socorro y mil quinientos infantes franceses y dos regimientos de caballería española. El resto del ejército acampó entre el puente del Gévora y el fuerte de San Cristóbal. Pese a su inferioridad frente al ejército aliado, la situación les era claramente favorable: el número de defensores era ahora suficiente para contener un posible asalto por la brecha. Fagel y Minas son plenamente conscientes de que les va a ser imposible tomar Badajoz.[1]

Estando alojado el Barón de Fagel acuartelado en un gran convento de monjes, donde igualmente estaba alojado el Marqués de Minas, vino aquel marqués al aposento del Barón en la noche y dijo: “No sé, señor, a quién atribuir el infortunado accidente que acaba de sucedernos. El Conde de San Juan nos ha agraviado toda la noche, enviándonos avisos ciertos, de que el enemigo no había hecho ningún movimiento, cuando, en ese momento estaban por completo en marcha.” “Señor- dijo el Barón de Fagel- no descarguemos la responsabilidad en generales subordinados, sino digamos, mejor, que nuestro ejército no ha sido suficientemente poderoso. Que la circunvalación de la plaza era demasiado grande, y que las fuerzas del enemigo eran iguales a las nuestras (…) Siempre esperé lo que ahora hemos experimentado, y le aseguro a usted mismo, que si yo no hubiera estado claramente persuadido del mal éxito de esta empresa cuando estábamos ante Badajoz, no hubiera puesto ninguna dificultad para estar presente en el asedio.” 

Pero las baterías de asedio habían seguido disparando durante el día 14, por lo que ese mismo día el conde de la Puebla organizó una salida con tropas españolas y francesas para intentar clavar sus cañones. Pesé a que se abrió una trinchera en la puerta de la Trinidad para que el enemigo no viese el movimiento de las tropas, cuando llegaron a la estacada que los defensores tenían al otro lado del Rivillas las baterías aliadas cesaron sus disparos. El oficial francés al mando solicitó al conde de la Puebla que suspendiera la salida, ya que pensaba que los cañones se habrían cargado con botes de metralla para repeler su ataque. El gobernador no desiste de su empeño, por lo que escribió entonces al mariscal de Tessé. Este fue quien finalmente ordenó la retirada, tras ser informado de que los aliados habían dispuesto sus cañones en cruz, para mejor cubrir su ataque y que la guardia de las baterías se había reforzado con varios escuadrones de caballería.

Plan d’une partie de badajoz ave les ataques depuis la nuit du 4 au 5 octobre jusqu au 12e. SHD, GR 1 V N 78 1 1705-01 (Plano de una parte de Badajoz con los ataques desde la noche del 4 al 5 de octubre hasta el 12). En este plano, parecido a los anteriores, se sitúa el retrincheramiento con la que los defensores contaban al otro lado del arroyo Rivillas.

Como si el auxilio de Tessé no hubiera sido suficiente, las lluvias arreciaron aún más durante la noche del 14 al 15 de octubre, desbordándose el Rivillas y anegando las trincheras de los ataques, haciendo imposible la comunicación entre las baterías. Con el agua por la cintura, sin tierra seca para atacar la carga de los morteros, esa noche cesó el bombardeo sobre la ciudad.

En la mañana del 15 los defensores comprobaron que el número de cañones y morteros que disparaban sobre la ciudad era menor. El marqués de Minas, consciente de la imposibilidad de tomar por asalto la ciudad, había dispuesto levantar el sitio de inmediato. Trataba de ese modo de poner a salvo las piezas de su artillería, cosa que de proseguir las lluvias se habría hecho del todo imposible. Para colmo de males, la salud de Galloway empeoraba mientras tanto. Había sido necesario amputarle el brazo por debajo del codo e incluso se hubo de solicitar a Tessé permiso para su traslado a Elvas. Finalmente, el 17 el ejército aliado partía de Badajoz, abandonando gran parte de sus municiones y pertrechos, al no disponer de carros suficientes para su traslado.[2]

la guarnición de esta plaza fue a visitar su campamento y encuentra alrededor de 1000 balas de cañón, 60 bombas cargadas, 9 barriles de pólvora, muchas herramientas de remover tierra, 30 afustes, y cantidad de vigas, que habían dejado por falta de vehículos para llevarlos con ellos; todo fue llevado de inmediato a Badajoz. Incluso dicen que han ocultado algún cañón en la tierra; pero no todavía no se ha encontrado. 

El fracaso del asedio de Badajoz de octubre de 1705 se ha explicado tradicionalmente por haber estado insuficientemente preparado, achacándosele falta de recursos para cerrar una circunvalación completa; también que fue innecesariamente destructivo para la ciudad, por el bombardeo constante desde la batería de morteros. Incluso se tildó en su momento de falta de valor de los atacantes por no lanzar el asalto con la brecha abierta. En realidad, el plan de Galloway respondía a un modelo de asedio que comenzaba a extenderse en toda Europa frente al, llamémosle “tradicional”, de Vauban. Si este se despreocupaba del tiempo empleado y buscaba la rendición de la plaza con el menor coste de vidas posible, el nuevo modelo que los ingenieros holandeses empezaron a utilizar, y que pronto fue imitado por todas las naciones, se basaba en infligir el mayor daño posible con la artillería en un plazo muy breve, lo que permitía tomar la plaza con un ejército menor. Esto era posible, claro está, ante una plaza sin una guarnición suficiente ni apoyos exteriores cercanos, como era el caso de Badajoz en ese momento.

El fracaso no estuvo en el modelo, sino en la pérdida imprevista de Galloway, el hombre que lo defendía. Fagel no compartía el modelo de asedio al estilo holandés, lo que puso de manifiesto en el momento de incorporarse al asedio:[3]

Es sabido que no fue hasta el 8 por la tarde que el General Barón de Fagel llegó hasta a Badajoz; y que mostró su sorpresa a los generales del ejército, pues aquello que ellos llamaban asedio, parecía más bien un bombardeo. 

Lo cierto es que hubiera bastado que Fagel desplegase su poderoso ejército en las Bardocas en la tarde del 13 para que Tessé no hubiese cruzado el Gévora. Un día después, con el asalto a punto y carentes de auxilio, Badajoz se habría rendido.

Como en todo fracaso colectivo, la desconfianza apareció pronto entre los responsables y pronto cargaron unos sobre otros las culpas del fracaso.[4]

Usted entenderá fácilmente que habiendo tenido conocimiento de la marcha del enemigo a las 10 horas de la tarde se podía marchar hacia la izquierda, la infantería en nuestros puentes de barcas y la caballería vadeando a cada lado y ganar el puente del Gévora e impedirles de pasar la mañana siguiendo este río, porque haciéndose a la izquierda se metía al ejército en batalla se cortaba el camino a los que se desviaban intentando pasar el río, si era necesario hacerles frente se podría hacer más, pero dejo el resto a su reflexión. 

Sobre Fagel cayeron de inmediato las acusaciones de los oficiales ingleses, y la pérdida de confianza en la corte portuguesa se evidenció en que ya no se le pusieron más obstáculos en su partida hacia las Provincias Unidas. En Madrid, pronto se hicieron versos y cantares sobre la derrota portuguesa de Badajoz.[5] Paradojas del destino, el marqués das Minas un año después, siguiendo los planes de Fagel, entraba en Castilla por Alcántara y desde allí conducía al ejército portugués hasta Madrid.


  1. The Baron de Fagel’s… pág. 28. “The Baron de Fagel being quarter'd in a large Convent of Monks, where in the Marquis das Minas likewise lodg'd, that Marquis came to the Baron de Fagel's Chamber in the Night, and said: I don't know, Sir, to whom to attribute the unfortunate Accident that has just befallen us; The Conde de St. Juan has abus’d us all Night, by sending us certain Advice, That the Enemy had made no Motion, when, at the same time, they were upon a full March . My Lord, says the Baron de Fagel, Let us not lay the Fault on the inferiour Generals, but say, rather, that our Army was not strong enough; That the Circumvallation of the Place was so great ; and that the Enemy's Forces were equal to ours. I added, That greater Generals than we could not besiege such a Town, in Sight of so numerous an Army in respect of our own; and concluded, with saying, I always expected what we have now experienc'd; and assure yourself, That if I had not been demonstratively persuaded of the ill Success of that Enterprize, when we were before Badajox, before the Heats, I would have made no difficulty of being present at the Siege.
  2. Carta del Mariscal de Campo Tesée, del campamento francés en Badajoz. 20 de octubre. Letttres historiques… vol. 28. 1705. Pág 612. “la Garnison de cette Place alla visiter leur Camp, 6 y trouva environ 1000 Boulets de Canon, 60 Bombres chargées, 9 Barils de Poudre, beaucoup d’Outils a remouer la terre, 30 affuts, & quantité de Poutres, qu’ils avoient laissé faute de voitures pour les emporter avec eux; Et le tout fût ensuite conduit à Badajoz. On dit même, qu’ils ont caché quleque Canon dans la Terre; Mais on n’a pas encoré pour le trouver.
  3. Lettres historiques… Vol. 28, pag. 724
  4. Deux lettres d’un Oficier Espagnol… “vous jugerez aisement qu’ayant eut avis de la marche des ennemis a 10 heures du soir en pouvoit en marchant par la gauche, l’Infanterie sur nos ponts de Bateaux et la cavallerie à gué de chaque coté gagner le pont de la Chevora et les empecher de passer la matin suivant cette rivier, car en faisant à gauche en mettoit lArmeé en bataille, on leur coupait chemin quelques detour quil pressent en passant la Rivierre, sil étoit necessaire pour leur faire front on pourrai fair plus, mais je laisse le reste à vos reflection.
  5. Así, las Octavas que Al Sitio de Badajoz hizo Don Evgenio Lobo. También la Relación Verdadera de todo lo sucedido en las Guerras presentas, hasta el Sitio de Badajoz, puesto por los Portugueses… Madrid. 1705. De las que transcribimos unos versos: Y aunque era mucho el fuego Que hacían los Enemigos En tan urgente ocasión Mostró España su gran brío No había español ninguno Que no formase un castillo Gigante en la fortaleza Raya de su fuego mismo En medio de este conflicto El general enemigo Con un casco de una bomba Que por suerte le ha cabido Quedó con un brazo menos, Con que bien puede decirlo, Que a España vino por lana y trasquilado se ha ido Era tanto de acá el fuego Que no pudiendo sufrirlo Ni portugueses, ni ingleses Desampararon el sitio con que ya los portugueses Podrán decir que han venido A traernos los pertrechos Que sirvan contra ellos mismos Porque los nuestros hallaron Como muchos han descrito Más de diez mil balas gruesas Que luego se han recogido Grande suma de granadas y pertrechos, conducidos Para el sito, que intentaban y a que fueron prevenidos también cantidad de bombas a Badajoz han traído las cuales a Portugal servirán de más castigo.

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Excepto cuando se especifiquen otros términos, Badajoz, 1705: un asedio “a la holandesa”. por Carlos Sánchez y Juan Altieri se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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