Siglo XVI
Durante el siglo XVI Badajoz vivió una de sus mayores épocas de esplendor. La cada vez menor actividad guerrera, que ya había comenzado en el siglo anterior, va a desaparecer completamente a finales de este siglo, con la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica. Este periodo de paz se reflejó en todos los ámbitos de la vida ciudadana, tanto económico, como social y cultural.
La ciudad. La cerca vieja.
La principal defensa en caso de ataque a la ciudad, además de las murallas de la alcazaba era la llamada en algunos documentos “cerca vieja”, es decir, la muralla medieval que después fue sustituida por la moderna fortificación. Dicha muralla medieval, que discurría aproximadamente por el mismo lugar que la muralla actual, era hasta hace pocos años desconocida respecto a su aspecto y trazado, pues solo se tenían referencias escritas, pero investigaciones recientes han podido descubrir muchos de estos aspectos. En el año 2014 se produjo el primer descubrimiento de un tramo de la muralla medieval, y en las últimas semanas, ya en 2015, ha sido excavado un tramo de la misma.
De igual forma que en el resto de la península, en Badajoz tuvo una especial importancia durante este periodo el elemento religioso, al que hay que sumar en nuestro caso el militar por su situación en la frontera. Así en esta época son numerosas las fundaciones de iglesias, conventos, ermitas y hospitales cofradías. De entre ellas podemos citar la Catedral, que en este siglo XV prosigue su construcción, o las iglesias existentes en el interior de la Alcazaba.
A finales del siglo XV existían en Badajoz además numerosos conventos, tanto de frailes como de monjas, entre los que pueden citarse los de la Trinidad, Santo Domingo, San Francisco, Santa Ana, Santa Catalina o las Trinitarias
Expansión demográfica
La ausencia de conflictos durante un largo periodo de tiempo trae como consecuencia la expansión de la ciudad, reflejada principalmente en el crecimiento demográfico experimentado por Badajoz, que comienza a atraer a nuevos pobladores. En 50 años, Badajoz experimenta un aumento de población del 50%, pasando de 8.000 habitantes a mediados de este siglo XVI a los casi 12.000 con que contaba al final de la centuria.
La sociedad badajocense es una sociedad muy desigual, con grandes diferencias entre los distintos grupos sociales. Además de la existencia de una clase alta, formada por la nobleza y el clero, podemos distinguir también un incipiente grupo de profesionales, formado por funcionarios, artesanos, comerciantes. Sin embargo la mayoría de la población pertenece al campesinado. Hay que destacar también la existencia de grupos marginados y excluidos, formados por las minorías judeoconversas y moriscas, pobres y esclavos (mayoritariamente negros). Los judíos habían sido expulsados en 1492 y los moriscos lo serán en 1609.
Expansión de la ciudad
En paralelo con la expansión demográfica, se produce una expansión urbanística para acoger a toda esa nueva población. Lo más destacable de este movimiento es el progresivo abandono de la Alcazaba como lugar de residencia, en beneficio de los nuevos espacios que se urbanizan en la ladera del cerro de la Muela. Surgen nuevas calles hacia el suroeste, y nuevos artesanos se establecen en la ciudad para ofrecer sus servicios a toda la nueva población.
Los tipos constructivos varían sustancialmente, pues de las viviendas apiñadas de los barrios antiguos, se pasa progresivamente a viviendas más amplias y de mejor calidad, debido a la abundancia de suelo.
El Puente de Palmas. En este siglo XVI se levantan además dos de los símbolos de la ciudad, el Puente de Palmas y la propia puerta. Hasta entonces sólo se podía atravesar el río Guadiana mediante barcas o en los vados naturales. El puente ofrece una comunicación rápida con la otra orilla. Hasta mediados del siglo XX será la única vía de comunicación entre ambos lados del río
Felipe II en Badajoz.
Sin ninguna duda, el acontecimiento político de mayor importancia de este siglo para Badajoz es la estancia del Rey Felipe II y su corte en la ciudad durante siete meses.
Felipe II llega a Badajoz dentro de su campaña para lograr ser proclamado Rey de Portugal, debido a la desaparición sin descendencia del último rey luso. Además de la campaña diplomática, se inicia una presión militar por parte, entre otros, del Duque de Alba, que con 40.000 hombres acampó en las cercanías de la ciudad antes de emprender la invasión de Portugal. Con el fin de seguir de cerca todos estos movimientos, y en espera de poder entrar en el país vecino, Felipe II se traslada a Badajoz donde establece su cuartel general.
La llegada del Rey se produce el 21 de mayo de 1580 y permanece en Badajoz hasta enero de 1581. Durante toda su estancia en la ciudad, el Rey y su familia se hospeda en el Palacio de Fonseca, hoy desaparecido. Un hecho luctuoso empañó la estancia de Felipe II en Badajoz. En el mes de octubre, a causa de una epidemia de gripe, la reina Ana de Austria, embarazada de cinco meses, muere en nuestra ciudad. Su cuerpo es embalsamado y trasladado posteriormente a El Escorial, pero sus entrañas y el feto que llevaba fueron enterrados en el altar de la iglesia del convento de Santa Ana
Portugal entra en la Corona Hispánica
Con la proclamación de Felipe II como Rey de Portugal, gracias a las presiones diplomáticas y militares, Portugal se incorpora a la Monarquía Hispánica, lo que redunda en beneficio de Badajoz. La frontera se hace permeable y los intercambios económicos y sociales se intensifican, durante los sesenta años que ambos países estuvieron bajo la misma corona, lo que facilitó aún más la expansión de Badajoz.
La edad de oro de la cultura
Como reflejo de todo este tiempo de bonanza económica y social, la cultura vive momentos de esplendor en la ciudad. En este siglo florece toda una generación de personalidades culturales que engrandecen la ciudad en numerosas áreas artísticas. Dentro de todos esos personajes sobresale la figura del pintor Luis de Morales, pero también la del músico Juan Vázquez, los constructores Juan de Badajoz o Gaspar Méndez, los escritores Rodrigo Dosma, Joaquín Romero de Cepeda, los hermanos Sánchez de Badajoz o Lorenzo Sepúlveda, el canónigo Juan Solano de Figueroa o el escultor Hans de Bruselas